lunes, 6 de abril de 2015

Graffities para no caer en el olvido

Durante la Primera Guerra Mundial más de 9 millones de combatientes perdieron la vida: unos en los campos de batalla, otros por las heridas causadas debido a las nuevas armas de fuego y otros por las enfermedades que contrajeron. Sin embargo, su muerte no fue en vano. Muchos de estos soldados quisieron dejar su huella en el mundo para futuras generaciones a través de unos graffities en cuevas francesas, según una nueva investigación. 

Estos graffities, -que se consideran la colección más grande de Europa- fueron creados por  2.000 soldados de todas las nacionalidades que combatieron en la Gran Guerra. Los graffties datan del año 1917 y se encuentran en Naours, aproximadamente a 156 km del norte de París, donde millones de hombres perdieron la vida y otros cientos fueron heridos en la cruenta batalla del Somme. El descubrimiento de esta gran obra se debe al arqueólogo francés Gilles Prilaux. 

Expertos en la materia creen que estos graffities- que se encuentran en perfecto estado- muestran cómo los soldados llegaron a la conclusión de que dejar su testimonio en las paredes de las cuevas serviría de gran ayuda para las futuras generaciones, ya que, debido a la profundidad en la que se encontraban (100 pies por debajo del nivel del suelo) las inscripciones estarían resguardadas de los cambios de temperatura facilitando así su futuro reconocimiento. 

El fotógrafo Jeff Gusky encargado de esta investigación, anotó todos los nombres de los soldados encontrados en la cueva. En total ha logrado descifrar las nacionalidades de las 1821 inscripciones que componen la cueva: 731 son australianos, 339 británicos, 55 americanos, bastantes franceses y canadienses y 662 nombres que todavía no han podido ser reconocidos. "Todo lo que estos hombres querían era poder ser recordados" afirma Gusky al diario The Independent. 

Una de las inscripciones encontradas que más llama la atención es la del soldado Herbet John Leach, de 25 años nacido en la localidad de Adelaide, Australia. Su inscripción dice así: "HJ Leach, únicamente un soldado. 13/7/16. SA Australia". No había pasado ni un mes desde que Leach dejó su inscripción cuando cayó en la Batalla de Pozieres el 23 de agosto de 1916.

Sin embargo las cuevas no son ninguna novedad. Fueron descubiertas por algunos aldeanos de la ciudad de Naours durante la Edad Media y se usaban únicamente con fines estratégicos o como vía de escape hacia el norte de Francia. 
Fue en el siglo XVIII cuando las cuevas fueron abandonadas y olvidadas hasta que un sacerdote de la zona las encontró de nuevo en 1887 convirtiéndolas en una fuente de atracción turística, por lo que se cree que gracias a esto los soldados se asentaran aquí durante la Gran Guerra, según afirma Prilaux. 

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